Las personas mayores necesitan inmunizarse contra diversas enfermedades infecciosas. Entre los mayores de 60 años, las vacunas reducen de forma significativa la mortalidad y el número de hospitalizaciones. Como empresa con enfermeras a domicilio en Madrid vemos cuáles hay que administrar.
Según envejecemos, el organismo se torna más delicado y sensible frente a las infecciones por una disminución de la inmunidad natural contra ellas. Es lo que se conoce como inmunosenescencia. Gran parte de estas enfermedades se pueden prevenir y por eso la vacunación es fundamental, para evitar o reducir su gravedad entre las personas mayores.
Pautas de vacunación de mayores
El Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recomienda que la vacunación sea sistemática en todas las personas mayores de 60 años. En concreto, con las siguientes vacunas:
- Antigripal: se administra cada año siguiendo el calendario de vacunaciones del centro de salud. Prevenir esta enfermedad en la tercera edad es esencial para evitar otras afecciones asociadas que pueden resultar más graves.
- Vacunación frente a neumococo: esta infección es un problema importante para la salud de las personas mayores, sobre todo para las que están ya debilitadas por patología previas. Será el médico quien paute la dosis y la periodicidad.
- Difteria, tétanos y tosferina: aunque sean enfermedades cuya incidencia está bajando en España, se aconseja administrar una dosis de recuerdo a los 65 años para que no afecten a la salud de las personas durante la tercera edad.
- Vacunación frente al herpes zóster: otra de las vacunas incluidas en el calendario de adultos. Puede aparecer a cualquier edad pero con más frecuencia en la tercera edad. Esta vacuna es recomendable para eliminar el gran impacto que tiene la enfermedad en la calidad de vida.
Es necesario revisar el calendario de vacunación de adultos de la comunidad autónoma que corresponda para conocer las fechas y periodicidad de las diferentes vacunas. El médico de cabecera te dirá cuáles son las más adecuadas para cada uno.
Distintos tipos de vacunas
En Servisalud recordamos que hay tres métodos principales para diseñar una vacuna en función de si se utilizan virus o bacterias íntegros, fragmentos del agente patógeno para inducir la respuesta del sistema inmunitario o solo el material genético con las instrucciones para fabricar proteínas específicas y no todo el virus.
Vacunas inactivadas
Se trata de aislar el virus o la bacteria patógenos e inactivarlos o destruirlos con sustancias químicas, calor o radiación. Esta técnica permite fabricar vacunas a una escala aceptable. Hacen falta laboratorios especiales para cultivar los virus o las bacterias de forma segura y, por lo general, se han de aplicar en pautas de dos o tres dosis.
Vacunas atenuadas
Se utilizan los virus patógenos o alguno muy parecido y se mantienen activos pero debilitados. Algunos ejemplos son la vacuna de tipo SPR (con componente anti sarampionoso, antiparotiditis, y anti rubeólico) y las vacunas contra la varicela y el zóster. Se utiliza una tecnología parecida a la de las vacunas inactivadas y se pueden fabricar grandes cantidades de dosis. A veces no es conveniente aplicar vacunas de este tipo a las personas inmunodeprimidas.
Vacunas basadas en vectores víricos
Se utiliza un virus inocuo para transportar fragmentos específicos (proteínas) del agente patógeno para que induzcan una respuesta inmunitaria sin llegar a causar la enfermedad. Las instrucciones para fabricar fragmentos específicos del agente patógeno de interés se insertan en un virus inocuo. Este sirve como una plataforma o vector para introducir la proteína en el organismo. Después, la proteína induce una respuesta inmunitaria. Por ejemplo, la vacuna contra el ébola está basada en un vector vírico. También las de Moderna o Pfizer contra la Covid-19.
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