En ocasiones, los especialistas en el cuidado de personas mayores en Madrid tienen que tratar con pacientes que presentan problemas relacionados con la alimentación. Pueden darse casos de  hiporexia (disminución del apetito) o hiperfagia (aumento desproporcionado de ingestas). Por otro lado, hay personas que llevan una alimentación desequilibrada abusando, por ejemplo, de alimentos precocinados, conservas y dulces. Existen, además, alteraciones relacionadas con la conducta alimentaria. Cuadros que van desde la anorexia hasta la bulimia nerviosa. También trastornos conductuales vinculados con el deterioro cognitivo que hacen que se rechacen determinados alimentos.

Estos trastornos pueden venir acompañados de un aumento o disminución del peso o de cuadros de desnutrición. En los ancianos, sobre todo aquellos con una salud más frágil, la desnutrición tiene una alta prevalencia no diagnosticada.

Está claro que las personas mayores van perdiendo peso con el paso del tiempo, sobre un 1% cada año. Cuando se den pérdidas superiores o mayores al 5% y se padezcan además enfermedades crónicas habrá que analizar la situación y seguir de cerca la evolución. 

No podemos olvidar que los requerimientos nutricionales de los ancianos son diferentes a los de los adultos más jóvenes. Según la OMS, la ingesta de calorías diarias ha de oscilar entre 2.000 a 2.500 en el caso de los hombres y entre 1.500 y 2.000 en el de las mujeres.

Con la edad se producen cambios fisiológicos, psicológicos y socioeconómicos que fomentan la presencia de malnutrición o Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Vamos a ver cada uno de estos puntos de forma independiente: 

  1. Factores fisiológicos
  • Pérdida de músculo esquelético (sarcopenia).
  • Aumento de la masa grasa y redistribución (se reduce la grasa subcutánea y de las extremidades y aumenta la del tronco).
  • Disminución de la masa ósea y del agua corporal favoreciendo la osteoporosis.
  • Alteración del centro de la sed (baja ingesta de agua y menor tendencia a consumir alimentos con elevado contenido hídrico).
  • Disminución del gasto metabólico basal y cambios digestivos que disminuyen la absorción de nutrientes.
  1. Factores psicológicos

Los cambios en la condición social pueden favorecer modificaciones del estado psicológico. Con la edad los hábitos alimenticios pueden volverse más rígidos, con rechazo a los cambios.

  1. Factores socioeconómicos

Durante esta etapa de la vida puede reducirse el poder adquisitivo y perder autonomía para el desempeño de las actividades de la vida diaria.

Alteraciones frecuentes en la alimentación de los mayores

  • Alteraciones sensitivas (olfato, gusto, vista).
  • Variaciones en el apetito y nivel de saciedad.
  • Muguet (candidiasis orofaríngea).
  • Rechazo a algunos alimentos o restricciones dietéticas.
  • Trastornos del ánimo o adaptativos.
  • Enfermedades crónicas (alteraciones tiroideas, deterioro cognitivo, enfermedades cardiacas, digestivas, renales).
  • Alergias e intolerancias alimentarias.
  • Algunos medicamentos como los diuréticos, la digoxina o algunos antidepresivos.
  • Problemas de movilidad.
  • Disfagia (problemas de deglución).
  • Alteraciones digestivas y trastornos de la masticación (por prótesis dentales y enfermedades periodontales).

Cómo actuar 

Es clave llevar una dieta equilibrada con una restricción calórica moderada, proteínas de alto valor biológico, vitamina D, calcio, grasas omega 3 y fibra prebiótica.

Mención especial merece el ejercicio físico adaptado a las circunstancias de la persona. Ejercicio cardiovascular, de equilibrio o flexibilidad para minimizar la pérdida de masa muscular. Algunas propuestas que lanzamos desde Servisalud son las caminatas ligeras, el yoga, la natación, la gerontogimnasia o los bailes de salón. 

En ocasiones puede ser necesario prescribir suplementos nutricionales aunque estos no sustituyan a una dieta sana y equilibrada. Para reforzar la hidratación, ya que se pierde el reflejo de la sed, es importante que las personas mayores ingieran zumos y gelatinas con frecuencia. Es mejor evitar los néctares artificiales por la gran cantidad de azúcar que contienen. 

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