¿Sabes que la artrosis y la artritis no son lo mismo? Son dos enfermedades distintas y en este post, como especialistas en fisioterapia a domicilio en Madrid, queremos ver las principales características de cada una.
Son enfermedades reumáticas que provocan dolor. Afectan a una o a varias articulaciones y son más frecuentes en mujeres. Aunque ambas causan dolor en estas zonas concretas del cuerpo, son enfermedades bien diferentes, con consecuencias también muy distintas.
La artritis es una inflamación que afecta a la membrana sinovial. El líquido sinovial sirve para lubricar pero, en esta afección, se esparce por la articulación en vez de ser reabsorbido. Esto provoca una constante erosión del hueso y el cartílago. Esta patología puede ser crónica además de la consecuencia de otras enfermedades. Está relacionada con otras alteraciones paralelas como la artritis reumatoide, la psoriásica, la infecciosa o la gota.
Por otro lado, la artrosis es un proceso degenerativo crónico que atañe al cartílago, a la almohadilla que hay entre los huesos de la articulación y que hace que no se rocen. Con el tiempo, ese cartílago va desapareciendo y el roce se produce directamente entre huesos. Esto ocasiona mucho dolor y pérdida de flexibilidad de las articulaciones.
Las causas
En Servisalud te recordamos que la artritis puede deberse a causas muy diversas. Por ejemplo, infecciones ocasionadas por gérmenes, traumatismos tras un golpe fuerte, enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide o depósitos de cristales acumulados en la membrana sinovial (la gota).
La artrosis suele estar vinculada al envejecimiento y es más frecuente a partir de los 40 años. Otros factores como la obesidad o el sobreesfuerzo de la articulación también influyen.
Los síntomas
La localización de la artritis depende del tipo. La reumatoide ataca más a las muñecas y dedos de las manos y la gota a pies, tobillos y rodillas. Por su parte, la artrosis se localiza sobre todo en manos, rodillas, caderas, columna y pies.
El dolor también se manifiesta de forma diferente. Con la artritis es constante pero con la artrosis se intensifica al mover la articulación y mejora en reposo.
En la artritis las articulaciones están calientes, rojas e hinchadas y pueden llegar a deformarse. En cambio, en la artrosis las articulaciones crujen al moverlas y en fases avanzadas se deforman y pierden movilidad.
Otra diferencia entre estas enfermedades es que muchas clases de artritis vienen acompañadas de una pérdida de peso, cansancio y fiebre. En cambio, la artrosis solo afecta a las articulaciones.
El diagnóstico
No hay pruebas específicas para diagnosticar la artritis. Todo depende del tipo de inflamación. A veces se necesitan varias pruebas para un diagnóstico seguro (análisis de sangre o del líquido de la articulación inflamada).
En cambio, la artrosis se diagnostica gracias a los síntomas que produce y por una exploración física. Aunque la radiografía ayuda, lo fundamental es el cuadro clínico.
El tratamiento
La base de los tratamientos de la artritis son los antiinflamatorios y el reposo. En la infecciosa se usan antibióticos y en la reumatoide y la psoriásica corticoides o fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad.
Por su parte, la artrosis no tiene cura y los tratamientos buscan reducir el dolor y mejorar la movilidad y la función de la articulación con el mejor cuidado de personas mayores en Madrid. Es clave evitar la obesidad y realizar ejercicio físico adecuado a la articulación afectada. Si es la rodilla, son beneficiosos los ejercicios de bajo impacto como nadar o caminar. En cuanto a los fármacos, ninguno frenará la artrosis pero, para tratar el dolor, se pueden usar analgésicos como el paracetamol y antiinflamatorios como el ibuprofeno. En todo caso, el tratamiento precoz puede ser la vía para prevenir o limitar su progresión.
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