En la mayoría de los casos, el cáncer de próstata se diagnostica en primera instancia con un análisis de sangre para detectar el antígeno prostático específico (PSA) o mediante el tacto rectal. Como expertos en el cuidado de ancianos en Madrid, queremos ahondar en el tema en las siguientes líneas.
Por lo general, en las etapas iniciales esta enfermedad no causa síntomas. En cambio, los cánceres más avanzados ya pueden detectarse por los síntomas que provocan. De todos modos, el diagnóstico definitivo sólo se puede hacer con una biopsia de la próstata. Aún así, si en una revisión rutinaria un médico sospecha que se tiene cáncer de próstata, puede empezar investigando posibles factores de riesgo, incluyendo antecedentes familiares.
La revisión médica incluirá un tacto rectal. Consiste en introducir en el recto un dedo cubierto con un guante lubricado para palpar cualquier abultamiento o área firme en la próstata. A veces el tacto puede ayudar a indicar si el cáncer se encuentra en un solo lado de la próstata o en ambos. También si hay probabilidades de que se haya propagado de la glándula prostática a los tejidos cercanos.
La prueba de PSA en sangre
El antígeno prostático específico (PSA) es una proteína que producen las células en la glándula prostática. El PSA se encuentra sobre todo en el semen, aunque también puede aparecer en la sangre en pequeñas cantidades. La prueba de PSA se usa básicamente para detectar el cáncer de próstata en hombres sin síntomas. Se mide en unidades llamadas nanogramos por mililitro (ng/mL). La probabilidad de tener cáncer de próstata aumenta según sube el nivel de PSA. En Servisalud recordamos que no hay un valor límite establecido que indique con certeza si alguien tiene cáncer de próstata. Es decir, la mayoría de los hombres sin cáncer de próstata tienen niveles de PSA inferiores a 4 ng/mL pero un nivel por debajo de 4 no garantiza que un hombre no lo tenga. Eso sí, si el PSA es mayor de 10, la probabilidad de tener cáncer de próstata es de más de 50%.
En los hombres diagnosticados con cáncer de próstata, el nivel de PSA se puede usar junto con los resultados del examen físico y el grado tumoral (biopsia) para decidir si hacen falta otras pruebas como tomografías computarizadas o gammagrafías óseas.
La biopsia de la próstata
Procedimiento para extraer pequeñas muestras de la próstata y examinarlas. Una biopsia por punción con aguja gruesa es el principal método usado para diagnosticar el cáncer de próstata. La suele hacer el urólogo.
Generalmente se observa la próstata con un estudio por imágenes como una ecografía transrectal. Se pueden tomar varias muestras cilíndricas de diferentes partes de la próstata.
Los resultados pueden ser:
- Positivo: si se observan células cancerosas en las muestras de la biopsia.
- Negativo: si no se observan células cancerosas en las muestras.
- Sospechoso: se observa algo anormal, pero puede que no sea cáncer.
Si los resultados son negativos y la probabilidad de tener cáncer de próstata no es muy alta según el nivel de PSA y otras pruebas, es posible que no se necesiten más pruebas.
Si se encuentra cáncer de próstata en la biopsia, se le asigna un grado. Los de grado más alto aparentan ser más anormales y son más propensos a crecer y propagarse con rapidez.
Por otro lado, con la neoplasia prostática intraepitelial se vigila si hay cambios en la apariencia de las células de la glándula prostática. Si se detecta neoplasia de alto grado (PIN) en la biopsia, hay más posibilidades de padecer cáncer de próstata a futuro.
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